Gracias a su ubicación remota, está fuera de las zonas afectadas en el pulmón del mundo
El árbol “más alto” de la Amazonia mide nada menos que 88 metros, se halla en la espesura del norte de Brasil y por suerte está a salvo de los incendios que azotan al pulmón del mundo, de acuerdo con lo que reveló un estudio elaborado entre científicos brasileños y británicos. Lo cierto es que gracias a su ubicación remota, está fuera de las zonas afectadas por los siniestros en la selva amazónica.
“Ubicado junto a un ‘santuario’ de árboles gigantes en la frontera entre los estados de Pará y Amapá, el ejemplar de la especie Dinizia excelsa, conocido popularmente como Angelim rojo, tiene 5,5 metros de circunferencia”, sostuvo una investigación que salió en las últimas horas desarrollada por la Secretaría de Estado de Ciencia y Tecnología de Amapá (Setec).
“La especie es común en la región, pero sus ejemplares generalmente llegan a 60 metros”, precisó Eric Bastos, coordinador de la investigación efectuada en agosto pasado por científicos de la Universidad Federal de los Vales de Jequitinhonha (UFVJM) y de las casas de estudios británicas Cambridge y Swansea. “Es un gran descubrimiento y ahora tenemos el compromiso de preservar los mayores árboles de la Amazonia”, destacó.
Por su parte, la doctora en Biología Sandra Myrna Díaz, especialista de la Universidad Nacional de Córdoba, advirtió: “Los miles de incendios en la Amazonia traerán consecuencias a distancia para los países limítrofes conectados con grandes cuencas hidrográficas y sistemas climáticos, desde la calidad del aire hasta la dinámica de los ríos, los rendimientos agrícolas y el comercio”. Además, catalogó a la situación actual en el pulmón del mundo como “una catástrofe ambiental y social”.
“Y lo es primero y principal para los pueblos de la selva, para todos los ciudadanos de los estados amazónicos, para los latinoamericanos y para la humanidad en general”, remarcó la profesional, quien también es Doctora Honoris Causa por la Universidad de Buenos Aires e Investigadora Superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV).
“Está claro, tal como la han mostrado los científicos brasileños, que no se deben a condiciones climáticas particularmente adversas, es decir, diferentes de años anteriores, sino que se relacionan directamente con cuestiones socio económicas y en particular la línea política en el poder en ese país”, analizó la experta en una entrevista con la agencia NA sobre las causas de los sinfín de siniestros en la selva amazónica.
“Sin duda los daños más directos e inmediatos son experimentados por aquellos que viven en la selva, pero por su enorme magnitud, la selva amazónica influye en la hidrología de todo el continente y también en el clima a escala más global”, explicó Díaz, quien es también ganadora del Premio Fundación Bunge y Born y cuyo labor sobre la contribución de la naturaleza para la vida humana es reconocido en el mundo.